Las vinculaciones de Schiappacasse abren la posibilidad de una megacausa
De hecho, los delitos por los que se formalizó la investigación contra el aurinegro están dentro de los permitidos para ser saldados a través de un proceso abreviado. Pero eso no ocurrió por decisión de Fiscalía, dijo el abogado defensor, Rafael García. “Se consultó (sobre esa posibilidad) por nuestra parte, pero como la Fiscalía, atento a que dice que hay elementos de investigación, no aceptó en este momento llegar a un abreviado”, expresó en rueda de prensa.
La representante del Ministerio Público señaló en la audiencia que el jugador no había querido declarar en sede fiscal y cuando se preguntó por eso a García, contestó: “La Fiscalía también consideró que no necesitaba la declaración de él y apuntaba a hechos laterales que nada iban a influir para un lado o para otro en esta instancia del proceso”.
La Justicia imputó a Schiappacasse por delito de tráfico interno de armas y municiones en concurso formal con un delito de receptación real y porte de arma de fuego en lugares públicos. Mientras continúa la investigación, deberá cumplir 90 días de prisión preventiva. García, que inicialmente solicitó que la prisión fuera domiciliaria —lo que fue negado por la jueza Ana María Guzmán— pidió que el Instituto Nacional de Rehabilitación contemplara el alto perfil del jugador y al peligro que se puede ver expuesto si se cruza con barrabravas en la cárcel. Su primer destino es la cárcel de Las Rosas y tras una evaluación se decidirá dónde quedará recluido hasta que se venza el plazo. De todas formas, la defensa no apelará el fallo. La Fiscalía había pedido 120 días de prisión, puesto que entiende que el volumen de información que tiene que procesar para investigar es grande.
Junto con el arma que lo llevó a la cárcel, a Schiappacasse se le incautó su celular, que sirvió para demostrar que en al menos tres oportunidades el deportista adquirió armas de fuego en forma ilegal. En el dispositivo había numerosas fotos de él posando junto a distintas armas. También permitió comprobar que las llevó con él en lugares públicos como partidos de fútbol, “cuando salían a hacer pintadas relativas al cuadro del que son hinchas” y que se las prestó a distintos integrantes de la hinchada de Peñarol.
Para justificar su teoría, la fiscal leyó una serie de mensajes que el jugador cruzó con diferentes personas en distintos momentos. El más reciente era del 20 de enero —casi una semana antes del clásico que se disputó en Maldonado—, en el que mandó a un grupo de Whatsapp con otras tres personas una foto del arma que luego se incautó y de otra junto con un mensaje que decía que los iba a “dar a chumbazos”. En la imagen, aseguró Dean, se veía parte del bolso Louis Vuitton que fue retenido el día de la detención.
Pero estas prácticas llevaban, por lo menos, unos meses. El 11 de octubre del año pasado, por ejemplo, mandó fotos de dos pistolas semiautomáticas y expresó: “Me la quiere vender un milico amigo de mamá, me la deja a mil, creo”. Dos días después, mandó otra foto de la pistola y puso: “Que se agarre la gallina”.Casi un mes después, el 10 de noviembre, conversó con otra persona a la que le dijo que le había prestado una pistola a un tercero. Días más tarde y chateando con otro joven, le preguntó: “¿La nueve la usaste?”. “No, hermano, tiene todos los cosos que vos me diste”, le respondieron.
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— dalia wallach Mon Jun 17 20:46:36 +0000 2019
En otro mensaje que leyó Dean, hay drogas de por medio. Un contacto agendado como “Mamá Uruguay” le envía un audio reclamándole que se cree narcotraficante. Le envió: “Va a saltar mierda por un porro y dos balas que tiras te hacés el bandido”.
La fiscal manifestó que el jugador fue detenido en un control de rutina. Sobre las 17:40 horas, relató la funcionaria, policías interrumpieron el camino del auto marca Hyundai en el que Schiappacasse iba sentado atrás. Hicieron bajar del vehículo al conductor, la copilota, el aurinegro y otra joven que iba detrás con él. Con “actitud evasiva y sospechosa”, el imputado dejó un buzo de tipo canguro color negro que llevaba en su falda, en el asiento trasero del auto, con intenciones de ocultarlo. Se le preguntó por qué y respondió que era “solo un buzo”.Cuando lo registraron encontraron la pistola 9 milímetros con un cargador y ocho proyectiles. El arma fue denunciada como robada el 9 de febrero de 2020 de Charrúa y Coronel Alegre, en el barrio Pocitos.
“No es una persona común”
El abogado García se opuso a la prisión preventiva argumentando que la investigación estaba casi completa y que no consideraba que hubiera riesgo de entorpecimiento, sino que la solicitud de la Fiscalía partía de la “presión social”. Dean, por su parte, afirmó que la investigación “recién comienza” y hay muchas vinculaciones.
“Él mismo tiene vínculo con personas de la hinchada de Peñarol, pero no son vínculos comunes. No son amigos comunes. Con ellos intercambia armas, con algunos negocia armas”, subrayó en primera instancia.
Pero luego agregó: “Schiappacasse tampoco es una persona común, es un jugador de fútbol profesional que se dirigía a un clásico portando… (Es) un jugador profesional, a quien le deberíamos exigir otra conducta porque tenía todas las posibilidades de no estar involucrado con esta gente y estaba llevando un arma de fuego con ocho proyectiles”.