Ngannou y Jake Paul ponen en jaque a Dana White y la UFC
La figura de Jake Paul ha sacudido fuertemente el mundo de los deportes de contacto, especialmente el boxeo y las artes marciales mixtas. La celebridad de internet ha logrado crear un millonario negocio a través de sus exhibiciones en forma de combate con famosos y ahora va al asalto de la UFC. Lo hace de la mano -o aprovechando- la figura de Francis Ngannou, el vigente campeón de los pesos pesados que se negó en su día a prolongar el contrato que tenía con la organización pese a la fuerte presión de su presidente, Dana White. En pocos meses será libre.
White, dolido, no acudió ni a entregar el cinturón de campeón de la máxima categoría al camerunés de 35 años pese a que su pelea ante el invicto Gane era la principal del cartel del UFC270, "una de las mayores peleas por el título de los pesos pesados de la historia de las artes marciales mixtas (MMA )", anunciaba la propia organización. A partir de diciembre, cuando se hayan cumplido cinco años de su contrato, ya será libre de pelear contra cualquiera, siempre que su rival sí esté liberado del yugo de la UFC. Pese a la cláusula que obliga a los campeones a exponer su cinturón una vez más si la organización lo considera, no parece que White vaya a darle un dólar más si no renueva.
La posición de Ngannou es algo mejor que la de la leyenda del octágono Jon 'Bones' Jones, que dijo basta a poner en riesgo su salud por un puñado de dólares mientras la UFC y su presidente se embolsaban millones. Hasta el momento han sido inflexibles a la hora de dejar fuera a cualquier estrella si no pasa por el aro de sus contratos. Jones, con su 'abusivo' acuerdo en vigor, no ha vuelto a pelear.
Ngannou, por el contrario, se la jugó y no renovó cuando apuntaba maneras y ya en la cima nadie ha podido desbancarle. Con su combate ante Ciryl Gane finalizaba 'de facto' su relación con la UFC, renunciando a los 7 millones de dólares que le había puesto sobre la mesa White en un contrato a cinco años. Una cifra lo suficientemente tentadora para casi cualquiera, pero que el camerunés, que llegó a Francia tras una odisea en patera y que malvivió como indigente en París, tuvo la valentía de rechazar. Confió en si mismo y ahora su cotización es mucho mayor vistas las bolsas que manejan por sus exhibiciones personas como Floyd Mayweather o el propio Jake Paul, youtuber convertido a boxeador (y con muy buenas maneras por cierto).
Si en toda la espectacular velada de la UFC270 los luchadores se embolsaron un total compartido de 1,8 millones de dólares, 600.000 para Ngannou, muy lejos quedan los los 50 millones de dólares compartidos del Fury Vs Wilder, por ejemplo, o los 30 que se llevó Conor McGregor por su exhibición ante Mayweather, que se llevó 100.
Ngannou tiene el apoyo de Jake Paul, que sigue atizando sin piedad a Dana White, señalado como máximo responsable de esa política de dar migajas a los protagonistas del octágono para mantenerlos 'hambrientos' y que acepten sus decisiones mientras él se embolsa millones. En el horizonte se rumorean un posible combate de boxeo contra el propio Paul, o contra otro de los que le apoyan, como el campeón del mundo de los pesos pesados, Tyson Fury. El camerunés saldrá ganando mucho más de lo que renunció. Y también Paul.
La celebridad de internet anunció esta semana que había comprado acciones junto a su socio Geoffrey Woo de Endeavor Group Holdings (EDR), la empresa propietaria de la UFC que ha visto como perdía un 19 por ciento su valor en bolsa desde principios de enero hasta que el youtuber anunció su inversión. En un tuit Paul, convencido sólo de inversiones en las que puede generar un "impacto positivo", aseguró que su intención es "aumentar el salario de los luchadores de UFC y brindarles atención médica". Para ello, según varias fuentes, está en conversaciones con otros inversores para lograr un frente común contra White, a quien sigue atizando sin piedad en las redes sociales y que vuelve a estar en jaque después de ganar el pulso a varios iconos del octágono. Jake Paul pretende dinamitar la UFC y Dana White desde dentro.
Lee también