Operación de miopía: todo lo que debes saber
La operación de miopía consiste en una cirugía con láser para remodelar la córnea (la parte transparente del ojo) mediante la retirada de tejido (fotoablación) para modificar el enfoque de las imágenes que percibimos, tal y como explica a CuídatePlus José Luis Mendoza, oftalmólogo de Clínica Baviera, en Vigo.
Sin embargo, existen distintas técnicas en la operación láser de miopía según el número de dioptrías que sea necesario corregir, según indica Ignacio Jiménez-Alfaro Morote, jefe del Servicio de Oftalmología de la Fundación Jiménez Díaz, en Madrid, y profesor titular de Oftalmología de la Universidad Autónoma de Madrid. “Para miopías bajas y moderadas se emplean técnicas de ablación corneal con láser excimer que elimina tejido corneal con intención de aplanar la córnea, lo que reduce su curvatura y por tanto el número de dioptrías. Las técnicas quirúrgicas en las que se emplea el láser excimer con una finalidad refractiva son la PRK y el LASIK, siendo esta última quizás la más habitual”, detalla Jiménez-Alfaro.
En concreto, el LASIK consiste permite que toda la intervención se realice con láser y está indicado para corregir miopías de hasta 7 dioptrías. “En graduaciones más bajas, hasta 2 y 3 dioptrías o cuando el grosor corneal o el estado de la superficie ocular lo aconsejen, puede realizarse la ablación directamente sobre la córnea tras retirar el epitelio con la técnica denominada PRK (fotoqueratectomia refractiva)”, especifica el jefe del Servicio de Oftalmología de la Fundación Jiménez Díaz. En su experiencia, los resultados visuales son equivalentes con ambas técnicas, aunque con el PRK las molestias después de la operación y el tiempo de recuperación es algo mayor que con el LASIK. “Por encima de las 6 y 7 dioptrías de miopía hay que recurrir a la cirugía intraocular, implantando lentes intraoculares”, precisa este oftalmólogo.
Entonces, ¿qué pacientes puede someterse a la operación de miopía? “Se pueden operar pacientes entre los 18 a 60 años, con miopías en rangos de 0 a 8 dioptrías, con graduaciones estables, y exploración general y ocular compatibles”, responde el oftalmólogo de Clínica Baviera. Por su parte, Jiménez-Alfaro considera que, aunque las técnicas LASIK y PRK se pueden aplicar a pacientes de cualquier edad, normalmente se exige una edad mínima de 21 años para garantizar una cierta estabilidad del defecto refractivo. “No obstante, somos flexibles con aquellos pacientes que se operan por razones profesionales, bajando este límite inferior a los 18 años. Por encima de los 40 o 45 años es necesario tener siempre presente la posterior necesidad de gafas para visión cercana”, matiza este especialista.
Cuándo no está recomendada la operación de miopía
Por el contrario, existen casos en los que está contraindicada esta intervención, principalmente, en pacientes con enfermedades o alteraciones corneales previas y ojos secos moderados o graves, según comenta Mendoza. Otras situaciones en las que Jiménez-Alfaro no aconseja realizar la cirugía refractiva con láser (operación de miopía), son el embarazo, la lactancia y si existe el tratamiento con fármacos para combatir el acné como la isotretinoina y similares. A su juicio, tampoco está recomendado en pacientes con artritis reumatoide, lupus, y otras enfermedades del colágeno.
“A nivel oftalmológico se exige una adecuada salud ocular: No está recomendado en pacientes con glaucoma, cataratas y determinadas enfermedades corneales, entre ellas, el queratocono. Los individuos con síndrome de ojo seco tampoco son buenos candidatos al LASIK, siendo preferible la PRK en estos casos”, subraya Jiménez-Alfaro.
Asimismo, este profesor titular de Oftalmología de la Universidad Autónoma de Madrid recuerda que “el paciente debe cumplir una serie de criterios en relación al grosor corneal, regularidad de la superficie corneal y función lagrimal, que son comprobados en las exploraciones preoperatorias”.
Riesgos asociados a la operación de miopía
Según Jiménez-Alfaro, los riesgos de la cirugía refractaria con láser u operación de miopía son mínimos porque se trata de una técnica muy eficaz y segura, siempre que la indicación sea adecuada y se cumplan todos los criterios que se exigen para cada técnica. “No obstante, las posibles complicaciones serias que pueden aparecer son, como en toda cirugía, la infección y la inflamación corneal. Dichas complicaciones son absolutamente excepcionales”, apunta este oftalmólogo y prosigue: “En algunos casos, tras la intervención puede persistir algún defecto refractivo residual como consecuencia generalmente del proceso reparativo corneal, el cual puede ser reintervenido si las condiciones de la córnea lo permiten”.
En esta misma línea, Mendoza pone de manifiesto que “tras más de 25 años de experiencia, estas cirugías son muy seguras en pacientes adecuadamente seleccionados. En general, como efectos leves, se da el agravamiento de la sequedad ocular previa y, en el otro extremo, estarían los procesos de infección muy infrecuentes”.
Para Jiménez-Alfaro, otras complicaciones como la ectasia (debilitamiento y deformación) corneal tras el LASIK o la cicatrización corneal tras PRK son excepcionales siempre que se cumplan los criterios exigidos y se realicen las técnicas de forma correcta. “Hoy día, con las nuevas tecnologías, los efectos secundarios como halos, o dificultad con la visión nocturna son raros. La mayoría de estos efectos secundarios son temporales y desaparecen al cabo de unos días o semanas después de la cirugía”, concluye este experto. Además, ambos especialistas recomiendan seguir todas las pautas de autocuidado indicadas por los profesionales sanitarios tras la intervención.